sábado, 28 de noviembre de 2020

Cuento - Rossana

Siempre fui una persona a la que le disgustaban los días soleados. No me importa, díganme búho desplumado si gustan, pero así soy. Sin embargo, en un momento de mi vida comencé a encontrar atractivo los rayos solares del atardecer. El tono rojizo se me hacía apacible a diferencia del ligero tono azul chirriante del mediodía. Hoy olvide el motivo, si es que hubiese alguno, de por qué me gusta tanto.